El sargento coordinador del Consorcio Provincial de Bomberos de Valencia que estaba al mando el día de la DANA ha declarado como testigo en la investigación judicial, asegurando que la retirada de las unidades de vigilancia del barranco del Poyo se produjo tras completar la tarea encomendada. Según su testimonio, la orden era comprobar que el caudal de agua estaba disminuyendo, y una vez confirmado, consideró que el trabajo estaba hecho.
Esta declaración introduce un nuevo elemento en la investigación sobre la gestión de la catástrofe, ya que pone el foco en la claridad de las instrucciones recibidas por los equipos en el terreno durante las horas críticas del 29 de octubre.
Puntos Clave de la Declaración
- El sargento admite que él debió dar la orden de retirada, aunque no lo recuerda con exactitud.
- Justifica la decisión afirmando que la misión asignada era únicamente verificar el descenso del caudal.
- Sostiene que no recibió instrucciones específicas sobre cuánto tiempo debía mantenerse la vigilancia.
- Su testimonio contrasta con el de una operadora del 112, quien afirmó que la vigilancia debía ser continua.
La declaración del sargento en el juzgado
Durante su comparecencia ante el juez, el sargento coordinador del Consorcio de Bomberos explicó su versión de los hechos ocurridos en la jornada de la DANA. Aunque afirmó no recordar el momento exacto en que dio la orden de retirada, alrededor de las 14:00 horas, reconoció que "debió haber sido él" quien tomó la decisión.
La justificación principal de su actuación se basa en el cumplimiento de la tarea que, según él, le fue asignada desde el Centro de Coordinación de Emergencias (CCE). La misión consistía en verificar el estado del caudal del barranco del Poyo, uno de los puntos más críticos durante episodios de lluvias torrenciales.
El argumento de la "misión cumplida"
El mando de bomberos detalló que una unidad se desplazó para realizar mediciones en dos puntos estratégicos del cauce, concretamente en los términos de Riba-roja de Túria y Cheste. Tras estas comprobaciones iniciales, el equipo regresó a Riba-roja.
Fue en esa segunda visita cuando, según su testimonio, los efectivos confirmaron que el nivel del agua estaba descendiendo. Al considerar que el objetivo de la misión se había alcanzado, se procedió a la retirada de los bomberos de la zona para que pudieran atender otras incidencias.
"Se nos pidió una comprobación del caudal. Una vez comprobado que decrecía, entendimos que la tarea estaba finalizada", habría argumentado el sargento, según fuentes judiciales.
La comunicación con el Centro de Emergencias
Uno de los puntos más conflictivos de la investigación es la aparente falta de comunicación entre los equipos de bomberos y el centro del 112. Al ser preguntado por qué no informó de la retirada de las unidades de vigilancia, el sargento ofreció dos explicaciones.
En primer lugar, consideró que desde el Centro de Coordinación se monitorizaba la emisora de radio interna de los bomberos, por lo que supuso que estaban al tanto de los movimientos de las dotaciones. En segundo lugar, insistió en que el CCE ya disponía de información relevante sobre las zonas más afectadas gracias a las numerosas llamadas que entraban al teléfono de emergencias 112.
La Cronología de los Hechos
- Aprox. 13:00h: La operadora del 112 solicita al Consorcio de Bomberos la vigilancia de los cauces de los barrancos del Poyo y Magro.
- Aprox. 14:00h: El sargento coordinador ordena la retirada de las unidades de vigilancia del Poyo.
- Posteriormente: Se producen las trágicas inundaciones en varias localidades de la comarca.
Testimonios contradictorios en la investigación
La versión del sargento choca frontalmente con la declaración de una operadora de la sala de mando de Emergencias, quien testificó el pasado 7 de diciembre. La trabajadora del 112 aseguró en sede judicial que los bomberos nunca informaron de su retirada de las labores de vigilancia.
Según explicó la operadora, fue ella misma quien contactó con el Consorcio sobre las 13:00 horas para solicitar la vigilancia de los cauces. Añadió que, tras la petición, no recibió ninguna comunicación de vuelta por parte de los bomberos, ni sobre su ubicación exacta, ni sobre el estado de los caudales.
La importancia de la vigilancia continua
En situaciones de alerta por lluvias torrenciales, la vigilancia de barrancos y ríos es una tarea fundamental. Permite detectar crecidas súbitas y dar la voz de alarma a las poblaciones en riesgo. Según la operadora del 112, una vez se activa una orden de vigilancia, esta debe mantenerse activa hasta que se emita una nueva orden que la anule, algo que, según su testimonio, no ocurrió.
Esta discrepancia entre ambos testimonios es una de las claves que la jueza instructora deberá resolver para determinar si hubo fallos en la coordinación y en la cadena de mando durante la gestión de la emergencia. La investigación continúa para esclarecer las responsabilidades en una jornada que dejó una profunda herida en la Comunitat Valenciana.





