El reconocido urbanista Alejandro Escribano, arquitecto del último Plan General de Ordenación Urbana de Valencia, ha afirmado que la ciudad ha alcanzado su límite de crecimiento. Según Escribano, la única solución viable para afrontar la crisis de vivienda y el desarrollo futuro es una planificación coordinada con los municipios de su área metropolitana.
Escribano advierte sobre un déficit actual de 30.000 viviendas y una demanda proyectada que alcanzará las 133.000 para el año 2030. Esta situación obliga a reconsiderar la estrategia urbana y a integrar el área metropolitana no como una zona de expansión, sino como parte de una única realidad socioeconómica.
Puntos Clave
- Valencia capital tiene una capacidad de crecimiento físico muy limitada, con solo unas 8.000 viviendas nuevas proyectadas.
- Existe un déficit habitacional inmediato de 30.000 viviendas, con una demanda futura de 133.000 para 2030.
- La solución propuesta es una planificación conjunta con el área metropolitana, que ya funciona como una gran ciudad de facto.
- El área metropolitana de Valencia genera casi 5 millones de desplazamientos diarios, evidenciando su interconexión.
- Los expertos piden un organismo metropolitano con autoridad para coordinar el desarrollo urbanístico y evitar un crecimiento desordenado.
Valencia ha llegado a su límite físico
Alejandro Escribano, una voz autorizada en el urbanismo valenciano, ha sido claro en su diagnóstico: la capacidad de Valencia para construir nuevas viviendas dentro de su término municipal está prácticamente agotada. Su análisis se basa en datos concretos y en un profundo conocimiento del territorio que él mismo ayudó a planificar hace casi cuatro décadas.
“Pensar que se puede construir más en València es equivocarse”, sentenció Escribano durante un reciente encuentro organizado por la Cámara de Comercio. Según sus cálculos, los proyectos pendientes como el Parque Central o los PAI de Benimaclet y el Grao suman en conjunto unas 8.000 viviendas. Una cifra insuficiente para cubrir las necesidades actuales.
La vivienda en cifras
Valencia enfrenta una presión demográfica y habitacional significativa. El déficit actual se estima en 30.000 viviendas, pero las proyecciones a medio plazo son aún más preocupantes. Para 2030, se prevé una demanda de 133.000 nuevas viviendas en la región, un desafío que la capital no puede asumir sola.
Una realidad metropolitana ignorada
El debate sobre el crecimiento de Valencia a menudo se detiene en sus fronteras administrativas, ignorando una realidad que es evidente para millones de ciudadanos. El área metropolitana no es un concepto futuro; es una entidad funcional y dinámica que existe desde hace años.
Este vasto territorio, que engloba 44 municipios y un millón y medio de habitantes, es el verdadero motor demográfico y económico. Si se amplía la perspectiva, la cifra asciende a 80 municipios y dos millones de personas. Diariamente, esta corona metropolitana es el escenario de casi 5 millones de desplazamientos, lo que representa cerca del 40% de toda la movilidad de la Comunitat Valenciana.
“La ciudad tiene una limitación objetiva, por lo que hay que normalizar la vida fuera de ella”, afirmó Escribano, subrayando la necesidad de cambiar la mentalidad tanto de los planificadores como de los ciudadanos.
El área metropolitana no es un patio trasero
Una de las críticas centrales al enfoque actual es la tendencia a ver los municipios circundantes como un simple “patio trasero” o una reserva de suelo para solucionar los problemas de la capital. Expertos como el sociólogo Josep Sorribes han advertido contra esta “mirada de campanario”, que impide una planificación integral y equitativa.
El área metropolitana es un espacio complejo con sus propias identidades, necesidades y dinámicas. Tratarla como un anexo de Valencia es un error que podría llevar a un desarrollo desequilibrado, centrado únicamente en la construcción de viviendas sin considerar servicios, infraestructuras y cohesión social.
Un crecimiento demográfico a ritmo europeo
Según análisis del catedrático Joan Romero, el área de Valencia presenta uno de los ritmos de crecimiento más altos de Europa. Este fenómeno se debe a una elevada capacidad de atracción, impulsada por una “barrera de entrada baja” con salarios contenidos y un sector servicios muy dinámico. Este crecimiento constante es el que alimenta la presión sobre la vivienda y las infraestructuras.
El perfil del comprador de vivienda ha cambiado
La idea de que construir más viviendas bajará automáticamente los precios es una simplificación que ignora las complejidades del mercado actual. Los datos revelan un cambio significativo en el perfil del comprador que distorsiona la oferta y la demanda.
Actualmente, el mercado inmobiliario registra cifras récord de compraventas, pero los datos son reveladores:
- Solo el 20% de las compras son para una primera vivienda.
- Un sorprendente 34% de las operaciones se realizan sin necesidad de hipoteca, indicando un alto poder adquisitivo.
- Del 56% que sí solicita una hipoteca, una gran parte lo hace como inversión, no para residir.
Estos números demuestran que una parte importante del mercado está dominada por inversores, lo que dificulta el acceso a la vivienda para los ciudadanos que buscan un hogar. Simplemente aumentar la oferta sin regular el mercado podría no resolver el problema de fondo.
La necesidad de una autoridad metropolitana
La conclusión a la que llegan la mayoría de los expertos, incluido Escribano, es clara: es urgente crear un órgano de gobierno metropolitano con competencias reales en planificación territorial. Sin una visión conjunta, cada municipio seguirá desarrollando su propio plan urbanístico de forma aislada, lo que resulta ineficaz y contraproducente.
A principios de año, el propio Escribano ya lo advertía: “Si cada municipio hace su plan, sin una autoridad superior, no podrá haber la planificación metropolitana que necesita la tercera ciudad de España”. Este organismo sería fundamental para decidir no solo cuánto se construye, sino también cómo y para quién.
Creerse la ciudad que ya existe
El desafío final no es solo administrativo, sino también de percepción. Valencia y su entorno deben asumir su condición de gran área metropolitana. No se trata de crear una “Gran València” desde cero, sino de reconocer y organizar la que ya existe de facto.
Esta nueva conciencia metropolitana permitiría abordar de forma coordinada los grandes retos del futuro: la movilidad sostenible, la gestión de recursos hídricos, el desarrollo económico equilibrado y, sobre todo, la garantía de una vivienda asequible para todos sus ciudadanos. La planificación del siglo XXI exige superar las fronteras municipales y pensar como una única y gran ciudad.