La Federación de Asociaciones Vecinales de València ha respondido con contundencia a las crecientes acusaciones de turismofobia en la ciudad. En un comunicado, la organización aclara que el malestar ciudadano no se dirige hacia los visitantes, sino hacia un modelo turístico que, según denuncian, fomenta la especulación inmobiliaria y deteriora la calidad de vida de los residentes.
La presidenta de la federación, María José Broseta, subraya que el verdadero conflicto reside en la falta de regulación y el impacto de una industria turística descontrolada sobre el acceso a la vivienda y el uso del espacio público.
Puntos Clave
- La Federación Vecinal niega la existencia de turismofobia y la califica de "invento mediático".
- Señalan la especulación inmobiliaria ligada al turismo como la principal causa del hartazgo ciudadano.
- Critican la "promoción enloquecida" de la ciudad por parte del Ayuntamiento sin controlar sus efectos negativos.
- Un reciente incidente en Ciutat Vella es visto como un síntoma del malestar por el encarecimiento de la vivienda.
El Foco del Conflicto: Vivienda y Especulación
La tensión en algunos barrios de València ha aumentado en los últimos meses, culminando en un incidente reciente en la calle Caixers, en el corazón de Ciutat Vella, donde un grupo de activistas que protestaban contra desahucios se enfrentó a turistas. Este suceso, que tuvo eco en la prensa europea, fue rápidamente etiquetado como un acto de "turismofobia".
Sin embargo, la Federación de Asociaciones Vecinales ofrece una perspectiva diferente. "El problema no son los turistas, el problema es la especulación que gira alrededor de la industria del turismo", afirma María José Broseta. Según la dirigente vecinal, la raíz del descontento es económica y social, no una hostilidad hacia los visitantes.
Los vecinos sienten que el crecimiento incesante de la actividad turística está encareciendo la vivienda hasta niveles insostenibles, expulsando a los residentes de sus propios barrios. "Muchos vecinos y vecinas se sienten acosados por el incesante crecimiento de la actividad turística que encarece la vivienda y mercantiliza el espacio público", explica Broseta.
El debate sobre el modelo turístico
El debate sobre la sostenibilidad del turismo no es exclusivo de València. Ciudades como Barcelona, Ámsterdam o Lisboa han implementado o estudian medidas para limitar el número de apartamentos turísticos y controlar el flujo de visitantes para proteger el tejido social y el mercado de la vivienda local.
Críticas a la Gestión Municipal
La federación dirige sus críticas hacia la administración local, a la que acusa de priorizar la promoción exterior por encima del bienestar de sus ciudadanos. Broseta lamenta que el Ayuntamiento insista en una "promoción enloquecida de la ciudad, ignorando el fuerte impacto que esta industria está teniendo en la vida de los residentes".
Una de las principales quejas es la aparente falta de recursos destinados a la supervisión del sector. "Son recursos que se invierten en promoción turística, mientras que se detraen de la inspección y control de los desmanes de esta actividad", asegura. La federación sostiene que los anuncios de inspecciones parecen más una estrategia publicitaria que una acción efectiva.
"Seguimos esperando recibir los datos concretos de a quién y cómo se les conceden licencias de alojamiento turístico".
Esta falta de transparencia genera desconfianza y alimenta la percepción de que el crecimiento turístico se produce sin un control riguroso que proteja los intereses de la población local.
La Batalla Legal por la Regulación
Los intentos del Ayuntamiento por poner orden en el sector se han encontrado con una fuerte resistencia. La simple propuesta de regular los usos terciarios en la ciudad, un paso clave para controlar la proliferación de apartamentos turísticos, ya ha provocado una oleada de acciones legales.
Actualmente, hay 24 demandas en curso contra la nueva regulación de usos terciarios anunciada por el consistorio, a pesar de que el trámite apenas ha comenzado. Esto evidencia la presión de ciertos sectores para evitar cualquier tipo de limitación.
Broseta denuncia esta estrategia de judicialización constante. "Hay organizaciones del sector que se dedican a poner palos en las ruedas de cualquier tipo de regulación", afirma. Esta situación dificulta la implementación de políticas que busquen un equilibrio entre el desarrollo turístico y el derecho a la ciudad de sus habitantes.
¿Qué es el turismo sostenible?
Para la federación, la solución no pasa por rechazar el turismo, sino por redefinir el modelo. Insisten en que la convivencia entre residentes y visitantes no es el problema, ya que "todos podemos ser turistas en cualquier momento". El verdadero desafío es gestionar una "actividad turística desbocada".
El concepto de turismo sostenible, a menudo mencionado por las autoridades, es puesto en tela de juicio por los colectivos vecinales si no va acompañado de acciones concretas.
- Límites claros: La federación defiende que un modelo sostenible debe tener topes en el número de alojamientos turísticos.
- Prioridad residencial: Garantizar que el uso residencial de la vivienda prevalezca sobre el uso turístico.
- Inspección y control: Aumentar los recursos para asegurar el cumplimiento de la normativa vigente.
En este sentido, Broseta concluye con una reflexión contundente: "El único turismo sostenible es el que tiene límites, y hoy hay límites claramente reventados". El malestar existente, según ella, es la prueba de que el modelo actual ha llegado a un punto de saturación que exige una revisión profunda y urgente.





