Lydia y Alkis Strimenos, una pareja formada por una británica con raíces valencianas y un griego, se conocieron en València durante su Erasmus. Años después, decidieron abandonar sus estables carreras profesionales para abrir Kuzina, un restaurante que trae los sabores auténticos de Grecia al corazón de Ciutat Vella y que se ha convertido en un referente para los locales.
Puntos Clave
- Lydia, de Liverpool, y Alkis, de Kiato (Grecia), se conocieron en València como estudiantes de Erasmus.
- Dejaron sus trabajos en marketing y control de calidad para emprender en la hostelería en 2016.
- Kuzina se enfoca en una clientela local, lo que les permitió superar crisis como la pandemia.
- Todos los ingredientes clave, como la sal, el orégano y el aceite, son importados directamente de Grecia.
Un encuentro en València y un giro profesional
La historia de Lydia y Alkis Strimenos no comenzó en las cocinas, sino en las aulas universitarias de València. Ella, originaria de Eaton, un pequeño pueblo cerca de Liverpool, llegó a la ciudad para estudiar Filología Española gracias a una beca Erasmus. Él, nacido en Kiato, en el istmo de Corinto, también eligió València para su programa de intercambio mientras estudiaba Empresariales.
Aunque ambos vivieron la experiencia Erasmus, su conexión se forjó más tarde, cuando sus caminos profesionales ya estaban en marcha. Lydia, de 41 años, trabajaba en el departamento de marketing de una empresa de moda, mientras que Alkis, de 40, era técnico de calidad para la cadena de supermercados británica Morrisons, con València como una de sus bases de operaciones.
El vínculo valenciano de Lydia
Para Lydia, València siempre fue un lugar familiar. Su abuelo, Manolo, era un pintor bohemio de Ruzafa que emigró a Liverpool. Esta conexión familiar hizo que València fuera un segundo hogar para ella mucho antes de decidirse a vivir aquí permanentemente.
La idea que nació en una servilleta
Durante sus cenas de fin de semana, la pareja solía analizar el funcionamiento de los restaurantes que visitaban. Entre bromas, comentaban cómo mejorarían la eficiencia o la disposición del local. Lo que empezó como un juego se convirtió en un plan de negocio.
Alkis, metódico y aficionado a las hojas de cálculo, comenzó a proyectar los posibles gastos e ingresos de un restaurante propio. La idea se materializó cuando su empresa le propuso un traslado a Murcia. "Fue el momento de salir de ahí", recuerda Alkis. Esa propuesta fue el impulso definitivo para buscar un local y empezar su propia aventura.
El nacimiento y consolidación de Kuzina
En 2016, encontraron un local en la calle del Salvador. El destino jugó un papel clave: justo el día que comenzaban las obras, la empresa de moda donde trabajaba Lydia anunció despidos masivos por problemas económicos. "De repente, todo encajó", explica Alkis. Así, ambos se encontraron plenamente dedicados a su nuevo proyecto: Kuzina.
El éxito fue casi inmediato. El primer local pronto se quedó pequeño, especialmente por la necesidad de almacenar los productos que importaban directamente desde Grecia. "Nosotros lo traemos todo de Grecia: la sal, el orégano, el aceite… Y allí no nos cabía nada", comenta Lydia.
En 2018, Steve Anderson, propietario del conocido restaurante Seu Xerea y cliente habitual de Kuzina, les ofreció su local en la calle Comte d’Almodóvar. Este traslado les permitió crecer y consolidar su propuesta gastronómica.
Una apuesta por el cliente local
Ubicados en pleno centro histórico, una zona dominada por el turismo, los Strimenos tomaron una decisión estratégica: no ceder a la tentación de bajar la calidad para atraer a turistas. Su objetivo siempre fue la clientela valenciana.
Esta filosofía demostró ser su salvavidas durante la pandemia de la COVID-19. Mientras otros negocios sufrían por la ausencia de visitantes extranjeros, Kuzina se mantuvo gracias a la fidelidad de los residentes del barrio y de toda València, que volvieron en cuanto fue posible.
"La gente piensa que en València ciudad no pasó nada con la DANA, pero la gente estuvo un mes sin salir a comer ni a cenar. La hostelería es muy sensible a cualquier cambio".
Entre la cultura griega, británica y valenciana
La vida de los Strimenos es un reflejo de su diversidad cultural. En casa, la comunicación es un crisol de idiomas: hablan español entre ellos, Lydia se dirige a sus hijas Amelia y Lyra en inglés, y Alkis lo hace en griego. El resultado es que las niñas, de seis y dos años, crecen siendo trilingües de forma natural.
Esta mezcla cultural también se manifiesta en sus celebraciones. "La Navidad no es muy importante en Grecia, allí es más importante la Pascua", explica Lydia. Por eso, en su hogar se celebra una Navidad puramente inglesa.
- El 25 de diciembre: El día comienza con huevos revueltos con salmón y champán.
- La comida principal: Un asado de ternera o pollo, acompañado de patatas y verduras asadas.
- El postre tradicional: El famoso Christmas Pudding, un bizcocho de frutas macerado en licores durante meses que se flambea con brandy antes de servir.
Cada año viajan tres semanas a Grecia para mantener el contacto con sus raíces, aunque los viajes a Inglaterra se han vuelto menos frecuentes tras el fallecimiento de los padres de Lydia.
Adaptarse a los retos de la hostelería
Dirigir un restaurante en el centro de València presenta desafíos constantes. Uno de los principales es la dificultad de acceso en coche y la falta de aparcamiento, un problema que a menudo desespera a sus clientes.
Fallas, un oasis de normalidad
Durante las Fallas, cuando el centro de la ciudad se transforma, Kuzina mantiene su esencia. "Abrimos todo el día e intentamos que nuestro restaurante sea un oasis de normalidad. No metemos prisa, no reducimos la carta, no subimos los precios", afirman. Esta política les ha ganado una clientela fiel que busca un respiro del bullicio fallero.
A pesar de los obstáculos, Lydia y Alkis no echan de menos sus antiguos trabajos. Han encontrado en Kuzina un proyecto de vida que les permite compartir la riqueza de la gastronomía griega mientras construyen un hogar multicultural en la ciudad que los unió.





