Valencia y Córdoba se han convertido en el epicentro del debate científico sobre el futuro del trigo, acogiendo un taller internacional que ha reunido a más de 70 expertos de 12 países de la OCDE. El encuentro, celebrado del 1 al 3 de octubre, se centró en buscar soluciones colaborativas para garantizar una producción de trigo sostenible frente a desafíos globales como el cambio climático y la seguridad alimentaria.
Puntos Clave
- Más de 70 científicos de 12 países de la OCDE se reunieron en Valencia y Córdoba.
- El debate se centró en la producción sostenible de trigo ante el cambio climático.
- Se discutieron avances en genómica, edición génica (CRISPR) y digitalización agrícola.
- Una conclusión principal fue la necesidad de unificar el concepto de sostenibilidad entre los países miembros.
Un encuentro científico de primer nivel
El taller, titulado “Colaboración estratégica para la producción sostenible de trigo: Desafíos globales en la OCDE”, congregó a investigadores, responsables de programas de mejora genética y tecnólogos de alimentos. El evento fue patrocinado por el Programa de Investigación Cooperativo de la OCDE sobre Sistemas Agrícolas y Alimentarios Sostenibles.
La coordinación corrió a cargo de la “Conexión Trigo” del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Contó con el apoyo logístico del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA-CSIC) en Valencia y del Instituto de Agricultura Sostenible (IAS-CSIC) en Córdoba, dos centros de referencia en la investigación agroalimentaria en España.
¿Qué es la OCDE?
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) es un organismo internacional compuesto por 38 países miembros. Su misión es diseñar políticas que fomenten la prosperidad, la igualdad de oportunidades y el bienestar. En el ámbito agrícola, promueve la investigación colaborativa para abordar retos comunes como la sostenibilidad y la seguridad alimentaria.
Tecnología y genética para el trigo del futuro
Durante las tres jornadas de trabajo, los debates se articularon en torno a las herramientas más avanzadas para transformar el cultivo del trigo. Los expertos analizaron el papel de este cereal como un pilar estratégico para la alimentación mundial, especialmente en un contexto de creciente presión climática y nuevas demandas por parte de los consumidores.
Ponencias destacadas
Varias presentaciones marcaron el tono del encuentro. El Dr. Simon Griffiths, del prestigioso John Innes Centre del Reino Unido, expuso cómo las tecnologías ómicas (genómica, proteómica) están redefiniendo la evolución del trigo moderno, permitiendo un conocimiento mucho más profundo de sus características.
Por su parte, el Dr. Richard Cuthbert, de Agriculture and Agri-Food Canada, detalló los avances en selección genómica. Esta técnica permite identificar y seleccionar las mejores variedades de forma más rápida y precisa, acelerando la obtención de trigos más resistentes y productivos.
Uno de los temas más innovadores fue presentado por la Dra. Francisca Castillo, de Neocrop Technologies (Chile). Su ponencia abordó los primeros casos de trigo editado genéticamente con CRISPR que han recibido aprobación para su comercialización en América Latina, abriendo un nuevo capítulo en la mejora de cultivos.
El trigo en cifras
El trigo es uno de los tres granos más producidos a nivel mundial, junto con el maíz y el arroz. Constituye un alimento básico para aproximadamente el 35% de la población mundial y proporciona cerca del 20% de las calorías y proteínas consumidas globalmente.
Resiliencia climática y digitalización
Uno de los ejes centrales del congreso fue la necesidad de desarrollar variedades de trigo que puedan soportar condiciones climáticas cada vez más extremas, como sequías prolongadas y olas de calor. Los científicos compartieron estrategias para identificar genes de tolerancia al estrés y transferirlos a variedades comerciales.
En este contexto, la digitalización de la agricultura se presentó como una herramienta indispensable. El uso de inteligencia artificial, sensores y fenotipado de alta precisión (la medición de las características físicas de la planta) permite a los investigadores recopilar y analizar grandes volúmenes de datos para acelerar el proceso de mejora genética.
"La colaboración científica es esencial para afrontar los retos globales de la producción agrícola sostenible y garantizar el futuro del trigo como alimento básico".
La importancia de la diversidad genética
Rosa María Morcuende, investigadora del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA-CSIC) y una de las coordinadoras, subrayó el valor de las variedades tradicionales. Estas variedades, adaptadas durante siglos a condiciones locales específicas, son un tesoro genético.
"El estudio de variedades tradicionales, adaptadas localmente, constituye una fuente de diversidad genética que, junto a la integración de técnicas de fenotipado de alto rendimiento y otras tecnologías ómicas, es esencial para la identificación de caracteres de tolerancia al estrés", explicó Morcuende. Estos caracteres son cruciales para desarrollar trigos más resilientes y asegurar el suministro de alimentos.
Hacia un concepto unificado de sostenibilidad
Más allá de los avances técnicos, una de las conclusiones más relevantes del taller fue de carácter conceptual. Los participantes coincidieron en la necesidad de armonizar la definición de “sostenibilidad” entre los distintos países de la OCDE. Esta unificación permitiría crear un marco de referencia común para evaluar y promover prácticas agrícolas verdaderamente sostenibles a nivel global.
Este evento en Valencia y Córdoba no solo ha servido para poner en común los últimos avances científicos, sino también para reforzar los lazos de cooperación internacional. Según Francisco Barro, también coordinador del encuentro, esta reunión demuestra que el trabajo conjunto es el único camino para garantizar que el trigo siga alimentando al mundo en las décadas venideras.





