La Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV) se enfrenta a un periodo de alta tensión interna a pocas semanas de sus elecciones, programadas para el 6 de noviembre. El liderazgo de Salvador Navarro, presidente durante los últimos catorce años, está siendo cuestionado por un sector crítico que promueve a Vicente Lafuente, actual presidente de Femeval, como alternativa.
Esta pugna interna no solo amenaza la continuidad de Navarro, sino que también pone en riesgo la unidad de la principal organización empresarial de la región. Una posible fractura podría debilitar su capacidad de interlocución con las administraciones públicas en un momento clave para la economía valenciana.
Puntos Clave
- La CEV celebra elecciones el 6 de noviembre en un clima de tensión interna.
- Salvador Navarro, presidente desde hace 14 años, enfrenta la posible candidatura de Vicente Lafuente.
- Sectores empresariales de Alicante y Castellón lideran el descontento contra la actual dirección.
- La mala relación entre Navarro y el president de la Generalitat, Carlos Mazón, agrava la situación.
- Una división en la patronal podría mermar su influencia en reivindicaciones clave como la financiación autonómica.
El origen de las tensiones en la cúpula empresarial
La estabilidad que ha caracterizado a la CEV durante años parece llegar a su fin. El descontento ha ido creciendo en varios sectores empresariales, que consideran que el ciclo de Salvador Navarro al frente de la organización está agotado. Estos grupos critican lo que perciben como un estilo de liderazgo demasiado personalista y una supuesta desconexión con las bases.
El movimiento crítico ha encontrado en Vicente Lafuente, presidente de la Federación Empresarial Metalúrgica Valenciana (Femeval), una figura capaz de aglutinar el malestar. Aunque su candidatura no es oficial, su nombre resuena con fuerza en los círculos empresariales como el principal aspirante a disputar la presidencia a Navarro.
El factor territorial: Alicante y Castellón
El malestar no se distribuye de manera uniforme. Las federaciones empresariales de Alicante y Castellón son las que han mostrado un mayor descontento con la gestión actual. Estos territorios reclaman un mayor peso en la toma de decisiones y una dirección más coral, alejada del centralismo que, según ellos, ha marcado la etapa de Navarro.
La CEV nació en 2017 precisamente con el objetivo de superar las antiguas divisiones provinciales y crear una voz única para todo el empresariado valenciano. Sin embargo, la actual crisis amenaza con reabrir viejas heridas territoriales, lo que supondría un retroceso en la cohesión del tejido empresarial de la Comunitat.
Un liderazgo de larga duración
Salvador Navarro ha estado al frente de la patronal valenciana durante catorce años. Durante su mandato, lideró la compleja transición desde la antigua estructura provincial a la actual confederación autonómica, un hito que unificó la representación empresarial en la región.
La complicada relación con el Consell de Carlos Mazón
A las tensiones internas se suma un factor externo de gran relevancia: la deteriorada relación entre Salvador Navarro y el president de la Generalitat, Carlos Mazón. Esta falta de sintonía ha debilitado la posición de la patronal como interlocutor principal del gobierno autonómico.
Según fuentes del sector, los desencuentros han sido constantes. Uno de los episodios que evidenció la distancia fue la salida anticipada de Navarro de la 'Nit de l’Economia Valenciana', un gesto que fue interpretado por Presidencia como un desplante público, aunque desde el entorno del presidente de la CEV se negó tal intencionalidad.
Discrepancias sobre financiación y presupuestos
Las diferencias entre Mazón y Navarro van más allá de lo personal. Han existido desacuerdos en temas estratégicos, como la postura sobre la plataforma 'Per un finançament just'. Además, la reducción de las aportaciones a la patronal en los presupuestos autonómicos, pactados por PP y Vox, también ha contribuido a enfriar la relación institucional.
"Una patronal dividida pierde fuerza en su interlocución con el poder político. Las fracturas internas no solo erosionan a quienes las protagonizan, sino que debilitan al conjunto del tejido empresarial que dicen representar", señala un analista económico consultado.
Las consecuencias de una posible fractura
El empresariado valenciano observa con preocupación el desarrollo de los acontecimientos. Una batalla electoral abierta por el control de la CEV podría dejar a la organización profundamente dividida, sin importar quién resulte ganador. Esta situación mermaría su capacidad de influencia en un momento decisivo.
La principal víctima de esta división sería la capacidad de la patronal para ejercer presión en Madrid. Reivindicaciones históricas como la reforma del sistema de financiación autonómica o la ejecución de infraestructuras clave como el Corredor Mediterráneo requieren de un frente social y empresarial unido, algo que una CEV fracturada no podría garantizar.
¿Consenso o enfrentamiento?
Ante este escenario, algunas voces dentro de la organización abogan por buscar una solución de consenso que evite un enfrentamiento directo en las urnas. La posibilidad de una candidatura de transición o un acuerdo para integrar a los sectores críticos en la nueva dirección son opciones que están sobre la mesa, aunque por ahora parecen poco probables.
Sin embargo, la polarización actual parece empujar a un choque electoral. Navarro cuenta con un sólido núcleo de apoyos en la provincia de Valencia, mientras que Lafuente aglutinaría el voto de castigo de Alicante, Castellón y otros sectores descontentos. El resultado de la votación del 6 de noviembre es, a día de hoy, incierto.
La elección no es solo un trámite interno; se ha convertido en una prueba de madurez para el empresariado valenciano. De su resultado dependerá que la CEV continúe siendo una voz influyente y respetada o se convierta en una organización debilitada por sus propias luchas internas, con menor capacidad para defender los intereses económicos de la Comunitat Valenciana.