El proceso electoral para la presidencia de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV) ha comenzado oficialmente, marcando el inicio de un periodo de intensa estrategia. A pesar del anuncio de elecciones anticipadas, ni el actual presidente, Salvador Navarro, ni su posible rival, Vicente Lafuente, han formalizado sus candidaturas, optando por un calculado silencio mientras trabajan en la obtención de los apoyos necesarios para competir.
Puntos Clave
- El proceso para presentar candidaturas a la presidencia de la CEV está abierto hasta el 22 de octubre, con elecciones programadas para el 6 de noviembre.
- Tanto Salvador Navarro como Vicente Lafuente necesitan reunir 103 avales, equivalentes al 20% de la Asamblea General, para poder oficializar su participación.
- Ninguno de los dos ha presentado formalmente su candidatura en la primera Junta Directiva, optando por una estrategia de prudencia y negociación.
- Existe un descontento visible en sectores como la agricultura y la madera, que critican la gestión actual y buscan mayor representatividad.
- Las tensiones políticas, especialmente con la Generalitat Valenciana, añaden una capa de complejidad al escenario electoral de la patronal.
Un comienzo marcado por la cautela
La Junta Directiva que dio inicio al calendario electoral de la CEV se desarrolló en un ambiente de calma inusual. Aunque se esperaba un debate intenso tras el anuncio de Salvador Navarro de adelantar los comicios y aspirar a un tercer mandato, la reunión fue breve y sin intervenciones críticas. Fuentes internas interpretan este silencio no como una falta de interés, sino como una táctica deliberada por parte de todas las facciones.
Ni Navarro, que ya había comunicado a la prensa su intención de presentarse, ni Vicente Lafuente, presidente de la Federación Empresarial Metalúrgica Valenciana (Femeval) y señalado como el líder de una candidatura alternativa, dieron un paso al frente. Ambos han optado por centrar sus esfuerzos iniciales en el trabajo interno, lejos del foco mediático.
La batalla por los avales
El primer gran obstáculo para cualquier aspirante es la recolección de apoyos. Los estatutos de la CEV exigen que cada candidatura esté respaldada por un mínimo del 20% de los miembros de pleno derecho de la Asamblea General. Este requisito se traduce en una cifra concreta: 103 avales de un total de 515 votos posibles.
Desglose de la Asamblea General de la CEV
La Asamblea está compuesta por 515 miembros con derecho a voto, distribuidos de la siguiente manera:
- 334 vocales en representación de 167 Asociaciones y Federaciones sectoriales.
- 181 vocales que representan a Empresas Directamente Asociadas (EDAS).
Conseguir más de un centenar de firmas es un desafío considerable que obliga a los candidatos a negociar con cada organización sectorial y empresa asociada. Tanto el equipo de Navarro como el de Lafuente ya han comenzado a mantener reuniones para presentar sus proyectos y asegurar los respaldos necesarios antes de la fecha límite del 22 de octubre.
Las corrientes internas y el descontento sectorial
La posible candidatura de Vicente Lafuente no surge en el vacío. Se alimenta de un malestar latente en varias organizaciones empresariales que se sienten poco representadas por la actual dirección. Estos sectores critican lo que perciben como una falta de atención a sus problemas específicos.
Uno de los grupos más críticos es el sector agrario, representado por la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja). Su presidente, Cristóbal Aguado, ha manifestado públicamente que, aunque el problema no es personal contra Navarro, su gestión en el segundo mandato ha diluido la visibilidad del campo al integrarlo en un "macro sector agroalimentario".
"En su primera legislatura como presidente el campo valenciano sí tenía visibilidad, pero en esta no la hemos tenido... nosotros necesitamos que se nos ubique en el sector agrario puro y duro", ha declarado Aguado.
A esta voz se suma la del sector de la madera y el mueble, representado por Fevama, que también ha expresado discrepancias. La principal reivindicación de estos grupos es un mayor diálogo y que la patronal aborde con más contundencia retos como los acuerdos comerciales internacionales y la burocracia que afecta a las pymes.
Por otro lado, el entorno de Salvador Navarro defiende su gestión, argumentando que se ha trabajado para fortalecer la cohesión entre las tres provincias. Consideran que las críticas responden más a intereses personales y a una lucha por obtener cargos que a un proyecto alternativo sólido.
La influencia del factor político
El contexto político de la Comunitat Valenciana también juega un papel crucial en estas elecciones. La relación entre Salvador Navarro y el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, se ha enfriado notablemente en los últimos meses, generando un distanciamiento que podría influir en los apoyos empresariales.
Antecedentes de la tensión
El punto de inflexión en la relación entre Mazón y Navarro se produjo tras la DANA de octubre de 2024. Presidencia de la Generalitat justificó inicialmente la ausencia de Mazón en el centro de coordinación de emergencias afirmando que estaba en una comida con el presidente de la CEV, una versión que Navarro desmintió de inmediato. Este episodio abrió una brecha entre ambas instituciones.
Este distanciamiento se hizo evidente en un acto público organizado por la Cámara de Valencia, donde Carlos Mazón recriminó a Navarro haberse marchado antes de finalizar el evento. Este gesto fue interpretado en círculos empresariales como una muestra de apoyo indirecto a una posible candidatura alternativa, especialmente una que contara con el respaldo del empresariado de Alicante, donde Mazón y figuras como Carlos Baño, presidente de la Cámara de Alicante, tienen una fuerte influencia.
La estrategia de Lafuente
Ante este complejo escenario, Vicente Lafuente ha decidido actuar con prudencia. Según fuentes cercanas, su intención inicial no era necesariamente liderar una candidatura, sino promover un cambio que diera voz a los sectores descontentos. Sin embargo, la situación ha evolucionado y ahora su nombre es el principal para encabezar una alternativa.
Su decisión de no oficializar su candidatura en la Junta Directiva responde a una estrategia doble. Por un lado, evita un enfrentamiento directo inmediato. Por otro, mantiene abierta la puerta a una posible candidatura de consenso con el propio Navarro, una opción que evitaría una imagen de división en la principal organización empresarial de la Comunitat Valenciana.
Si esta vía no prospera, todo indica que Lafuente formalizará su proyecto, confiando en capitalizar el descontento existente y presentar un programa centrado en las necesidades de las pymes y los sectores productivos tradicionales. Las próximas semanas serán decisivas para configurar el tablero electoral de la CEV.