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Proponen prohibir los pisos turísticos en zonas residenciales de Valencia

La Delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, intensifica el debate al proponer la prohibición de nuevos apartamentos turísticos en edificios residenciales de Valencia.

Mateo Herrero
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Mateo Herrero

Periodista especializado en urbanismo, desarrollo inmobiliario y políticas de vivienda. Cubre la transformación de Valencia y su área metropolitana, analizando el mercado y los proyectos que definen el futuro de la región.

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Proponen prohibir los pisos turísticos en zonas residenciales de Valencia

La Delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, ha intensificado el debate sobre la gestión de la vivienda turística en Valencia al proponer la prohibición total de nuevos apartamentos de este tipo en edificios residenciales. Esta medida busca responder a la creciente presión sobre el mercado de la vivienda y la convivencia vecinal en numerosos barrios de la ciudad.

La propuesta, presentada por el PSPV-PSOE, llega en un momento de tensión política con el gobierno municipal de la alcaldesa María José Catalá y plantea un cambio significativo en la regulación actual, que muchos consideran insuficiente para frenar la proliferación de alojamientos turísticos.

Puntos Clave

  • La Delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, apoya prohibir nuevos apartamentos turísticos en fincas residenciales.
  • La medida busca proteger el derecho a la vivienda y mejorar la convivencia en los barrios.
  • La propuesta aumenta la presión sobre el gobierno municipal de María José Catalá para endurecer la regulación.
  • El debate se centra en encontrar un equilibrio entre el turismo y la calidad de vida de los residentes.

Una propuesta para limitar la expansión turística

La iniciativa defendida por Pilar Bernabé y el grupo socialista en el Ayuntamiento de Valencia es clara: los nuevos apartamentos turísticos no deberían tener cabida en edificios de uso exclusivamente residencial. Según esta propuesta, su implantación debería limitarse a edificios completos destinados a uso terciario, es decir, inmuebles dedicados íntegramente a esta actividad económica.

Esta restricción tiene como objetivo principal frenar la conversión de viviendas habituales en alojamientos para visitantes, un fenómeno que, según los proponentes, está reduciendo la oferta de alquiler a largo plazo y disparando los precios. La medida pretende proteger el carácter residencial de los barrios y garantizar el acceso a una vivienda asequible para los valencianos.

Contexto de la regulación actual

Actualmente, la normativa municipal en Valencia permite la apertura de pisos turísticos en bajos comerciales y primeras plantas, siempre que cumplan ciertos requisitos. Sin embargo, muchos críticos argumentan que esta regulación ha sido superada por la realidad del mercado y no ha logrado contener el impacto negativo del turismo masivo en zonas como Ciutat Vella, Russafa o El Cabanyal.

Tensión política entre administraciones

La declaración de Bernabé eleva el tono del debate político y pone de manifiesto las diferencias entre el Gobierno central, representado por la delegada, y el Ayuntamiento de Valencia, gobernado por el Partido Popular y Vox. La propuesta llega apenas una semana después de que Bernabé planteara la celebración de un debate alternativo sobre el estado de la ciudad, un movimiento que ya fue interpretado como una crítica directa a la gestión de la alcaldesa Catalá.

"No podemos permitir que los barrios de Valencia se conviertan en parques temáticos. Es una cuestión de modelo de ciudad y de defensa del derecho a la vivienda", ha señalado una fuente cercana a la Delegación del Gobierno.

Desde el gobierno municipal, la respuesta ha sido cautelosa, insistiendo en que ya se está trabajando en una regulación más estricta pero sin llegar a contemplar una prohibición total como la que plantea el PSPV. La alcaldesa Catalá defiende un enfoque que combine el control con el impulso de un sector económico vital para la ciudad.

El impacto en los barrios valencianos

La proliferación de pisos turísticos ha transformado la vida en muchos barrios de Valencia. Zonas que antes eran tranquilas áreas residenciales ahora enfrentan problemas de ruido, saturación de servicios públicos y un aumento del coste de vida que expulsa a los residentes tradicionales.

Datos sobre la vivienda turística

Según datos del Ayuntamiento, Valencia cuenta con más de 10.000 viviendas turísticas registradas, aunque se estima que la cifra real, incluyendo las no declaradas, podría ser considerablemente mayor. Barrios como Orriols o La Torre, tradicionalmente obreros y alejados del centro, también han comenzado a notar la presión de este fenómeno.

Las asociaciones de vecinos llevan años alertando sobre las consecuencias de esta expansión descontrolada. Sus principales quejas son:

  • Aumento del precio del alquiler: La rentabilidad del alquiler turístico es mucho mayor que la del residencial, lo que incentiva a los propietarios a cambiar de mercado, reduciendo la oferta y encareciendo los precios.
  • Pérdida de tejido social: La sustitución de vecinos por turistas que cambian cada pocos días erosiona los lazos comunitarios y la vida de barrio.
  • Problemas de convivencia: El ruido, las fiestas y el uso intensivo de las zonas comunes son fuentes constantes de conflicto en las comunidades de propietarios.

¿Qué futuro le espera a la regulación?

El debate está sobre la mesa y la presión social y política es cada vez mayor. La propuesta de prohibir los pisos turísticos en comunidades de vecinos obligará al gobierno de María José Catalá a posicionarse de forma clara. Mientras tanto, otras ciudades españolas y europeas ya han implementado medidas restrictivas similares con resultados diversos, lo que ofrece un espejo en el que Valencia puede mirarse.

La discusión se centra ahora en la viabilidad legal de una prohibición de este calibre y en su posible impacto económico. Los defensores de la medida argumentan que los beneficios sociales y la protección del derecho a la vivienda deben prevalecer. Por otro lado, el sector turístico advierte de una posible pérdida de competitividad si las restricciones son demasiado severas.

En las próximas semanas, se espera que el debate se traslade al pleno del Ayuntamiento, donde se visualizarán las diferentes posturas y se decidirá el rumbo que tomará Valencia en la gestión de uno de los mayores desafíos urbanos de la actualidad.