Las estadísticas de la Agencia Tributaria sitúan a Benimàmet como el barrio con la renta media más baja de València, en un marcado contraste con el Pla del Remei, el más rico. Esta realidad económica ha abierto un debate sobre la necesidad de aplicar políticas de equidad para corregir las desigualdades sistémicas y garantizar oportunidades reales para todos los ciudadanos.
Puntos Clave
- Benimàmet registra la renta media por declarante de IRPF más baja de la ciudad de València, según datos oficiales.
- En el extremo opuesto se encuentra el barrio del Pla del Remei, consolidando una profunda brecha económica en la capital.
- Expertos en educación social argumentan que la solución no es la igualdad, sino la equidad: dar más a quien más lo necesita.
- Se proponen políticas de "discriminación positiva" para eliminar las desventajas estructurales que afectan a barrios como Benimàmet.
Una ciudad de dos velocidades
València es una ciudad de profundos contrastes económicos, una realidad que los datos fiscales confirman año tras año. Las estadísticas basadas en las declaraciones del IRPF, publicadas por la Agencia Tributaria, dibujan un mapa de la desigualdad donde los códigos postales determinan, en gran medida, las oportunidades de sus habitantes.
En un extremo de esta balanza se encuentra Benimàmet. Esta pedanía, descrita por sus propios vecinos como un "barrio dormitorio", alberga una población diversa y trabajadora, donde la mayoría de las familias dependen exclusivamente de un salario para subsistir. Los datos la señalan como la zona con la renta per cápita más modesta de la capital del Turia.
El mapa de la renta
Según los informes fiscales, el código postal de Benimàmet refleja la menor capacidad económica de València, mientras que el del Pla del Remei, en el centro de la ciudad, concentra las mayores fortunas y rentas.
En el otro lado del espectro se sitúa el barrio del Pla del Remei, el corazón financiero y comercial de la ciudad, que ostenta el título de ser el más rico. La diferencia entre ambos no es solo económica, sino que se traduce en un acceso desigual a servicios, recursos y oportunidades de desarrollo personal y profesional.
El debate: ¿Igualdad o equidad?
Ante esta brecha, surge un debate fundamental en el ámbito de las políticas sociales. La discusión se centra en si la solución pasa por tratar a todos los ciudadanos por igual o si, por el contrario, es necesario un enfoque basado en la equidad.
María José Navarro Vercher, presidenta del Colegio Oficial de Educadoras y Educadores Sociales de la Comunitat Valenciana (COEESCV) y residente en Benimàmet, defiende firmemente la segunda opción. Para ella, el concepto de equidad es clave para entender y abordar los problemas sociales de raíz.
"Hablar de equidad en el caso de Benimàmet pasaría por que la ciudadanía pudiera tener las mismas oportunidades que en el Pla del Remei, porque solo reconociendo que las personas y comunidades no parten del mismo lugar, podremos valorar que quienes menos poseen necesitan recursos y apoyos diferenciados para alcanzar resultados justos", explica Navarro Vercher.
Este enfoque implica que la verdadera justicia social no se logra dando a todos lo mismo, sino proporcionando a cada uno lo que necesita para superar sus desventajas particulares. En la práctica, esto se traduce en políticas de discriminación positiva, diseñadas para compensar las barreras sistémicas.
Un ejemplo en el feminismo
Para ilustrar esta idea, los expertos a menudo recurren al feminismo. El objetivo del movimiento no es afirmar que hombres y mujeres son idénticos, sino que deben tener los mismos derechos y oportunidades. Sin embargo, debido a las desventajas históricas y estructurales que enfrentan las mujeres en una sociedad patriarcal, se requieren medidas específicas para nivelar el campo de juego.
Acciones para la equidad de género
- Cuotas de género: Aseguran la representación femenina en espacios de poder.
- Licencias parentales remuneradas: Incentivan la corresponsabilidad en el cuidado de los hijos.
- Programas contra el techo de cristal: Impulsan el acceso de las mujeres a puestos directivos.
Estas acciones no buscan dar un trato preferencial, sino corregir un desequilibrio existente para que las mujeres puedan ejercer plenamente sus derechos en igualdad de condiciones.
La necesidad de políticas públicas específicas
Trasladando este principio a la realidad de los barrios, la conclusión es clara: para reducir la brecha entre Benimàmet y el Pla del Remei no basta con ofrecer los mismos servicios en ambos lugares. Se requieren inversiones y políticas públicas focalizadas que aborden las carencias específicas de las zonas más desfavorecidas.
Esto podría incluir desde un refuerzo de los servicios educativos y sociales hasta programas de fomento del empleo, pasando por una mejora de las infraestructuras y el transporte público. El objetivo final es desmontar las barreras que impiden a los residentes de barrios como Benimàmet competir en igualdad de condiciones.
Navarro Vercher insiste en la urgencia de que este concepto cale en el discurso político, criticando las narrativas simplistas que, a su juicio, agitan el avispero del racismo y la aporofobia (odio al pobre) sin entender la complejidad del problema.
En definitiva, la brecha económica de València no es solo una estadística. Es un reflejo de desigualdades estructurales que, según los expertos, solo pueden ser corregidas con un compromiso firme y valiente por la equidad, un principio que busca garantizar que el código postal en el que uno nace no determine su futuro.





