Un año después de la devastadora DANA que golpeó Paiporta, un restaurante local, El Ventorro, sigue lidiando con su inesperado papel como epicentro de la polémica. De ser un negocio familiar conocido en el barrio, pasó a convertirse en un símbolo del dolor y la indignación ciudadana, un lugar marcado para siempre por los acontecimientos de aquel fatídico día.
Situado en el carrer Sant Jordi, una de las zonas más afectadas por las inundaciones, el establecimiento se vio envuelto en la controversia al conocerse que fue el lugar donde almorzaron diversas autoridades el mismo día en que la tragedia se desataba a pocos metros. Esta circunstancia lo transformó, a ojos de muchos, en un emblema de la desconexión política frente a la catástrofe.
Puntos Clave
- El restaurante El Ventorro en Paiporta se convirtió en un foco de controversia tras la DANA.
- El local fue el lugar de un almuerzo de responsables políticos el día de la inundación, lo que generó una fuerte indignación social.
- Un año después, el negocio intenta recuperar la normalidad mientras la comunidad sigue procesando la tragedia.
- La presión pública llevó a la retirada del cartel del restaurante, que se había convertido en un punto para fotos de denuncia.
Un almuerzo en medio de la tormenta
Los hechos que catapultaron a El Ventorro a la fama no deseada ocurrieron en las horas críticas de la DANA. Mientras el agua comenzaba a anegar calles y viviendas en Paiporta y otras localidades de l'Horta Sud, en el interior del restaurante se celebraba un almuerzo al que asistieron figuras políticas, incluido el president de la Generalitat, Carlos Mazón. La noticia de esta comida se extendió rápidamente entre los vecinos que luchaban contra el avance del agua.
La percepción pública fue inmediata y contundente. Para muchos afectados, que perdieron sus hogares y enseres, e incluso a seres queridos, la imagen de sus representantes comiendo tranquilamente mientras se desarrollaba la catástrofe fue un catalizador del enfado. El restaurante, sin tener responsabilidad directa en la gestión de la emergencia, se convirtió en el escenario físico de esa desconexión.
En cuestión de horas, el nombre de El Ventorro circulaba en redes sociales y grupos de mensajería, no por su gastronomía, sino como el símbolo de una gestión que muchos consideraron insensible e inadecuada. El negocio pasó de ser un lugar anónimo a estar en boca de todos.
Contexto: La DANA de 2024
La Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que afectó a la Comunitat Valenciana a finales de octubre de 2024 fue uno de los peores desastres naturales de su historia reciente. Las lluvias torrenciales provocaron inundaciones catastróficas, especialmente en la comarca de l'Horta Sud, con localidades como Paiporta, Sedaví y Alfafar entre las más perjudicadas. El evento dejó un trágico balance de víctimas mortales y miles de personas desplazadas, además de daños materiales incalculables.
La presión social y sus consecuencias
La indignación no se quedó en el ámbito digital. En los días y semanas posteriores a la tragedia, El Ventorro se transformó en un punto de peregrinación para curiosos y afectados. El discreto cartel que anunciaba el nombre del local se convirtió en el fondo de innumerables fotografías y selfies, muchas de ellas con un tono de denuncia.
La situación se volvió insostenible para los propietarios y trabajadores del establecimiento. Según testimonios de vecinos de la zona, el ambiente en torno al restaurante era tenso. El local, que antes era un punto de encuentro para el barrio, se había convertido en un recordatorio constante del dolor y la rabia.
"Antes veníamos aquí a por el almuerzo o a comer el fin de semana. Era nuestro sitio. Después de aquello, pasar por la puerta se sentía diferente. Era como si el aire estuviera cargado con el recuerdo de todo lo que pasó", comenta un residente del carrer Sant Jordi que prefiere mantener el anonimato.
Finalmente, la presión social culminó con una decisión drástica: la retirada del rótulo. El Ventorro renunció a su identidad visible para intentar escapar del estigma y recuperar un atisbo de normalidad. El gesto, sin embargo, no borró la memoria colectiva. El restaurante pasó a tener un aura casi clandestina, un lugar conocido por todos pero cuyo nombre ya no se exhibía.
Cronología de una polémica
- Día de la DANA: Responsables políticos almuerzan en El Ventorro mientras las inundaciones se agravan.
- Días posteriores: La noticia se difunde y genera una ola de indignación en redes sociales y medios.
- Semanas siguientes: El restaurante se convierte en un símbolo y punto de fotos de denuncia.
- Meses después: Los propietarios retiran el cartel del establecimiento debido a la presión social.
Un año después: entre el olvido y la memoria
Ha pasado un año. Las cicatrices de la DANA todavía son visibles en Paiporta, tanto en las infraestructuras como en el ánimo de sus gentes. En el carrer Sant Jordi, la vida intenta abrirse paso. El Ventorro sigue funcionando, aunque en un segundo plano, tratando de ser de nuevo lo que siempre fue: un simple restaurante de barrio.
La ausencia del cartel es un testimonio silencioso de todo lo ocurrido. Para los nuevos visitantes, el local puede pasar desapercibido. Para los vecinos, sigue siendo un punto de referencia cargado de significado. La historia de El Ventorro es un claro ejemplo de cómo un lugar puede ser resignificado por una tragedia colectiva, convirtiéndose en un chivo expiatorio involuntario.
El debate sobre la responsabilidad política de aquel día continúa, pero para este negocio familiar, las consecuencias fueron directas y tangibles. Su caso refleja la delgada línea que separa la vida cotidiana de los grandes acontecimientos y cómo, a veces, un lugar o una persona pueden quedar atrapados en el ojo del huracán de la historia sin haberlo elegido.





