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Familia en Valencia denuncia acoso para forzar su salida de la vivienda

Una familia de Valencia con tres hijos denuncia ser víctima de amenazas y acoso para abandonar su hogar, a pesar de estar protegida por la moratoria de desahucios.

Marta Romero
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Marta Romero

Periodista especializada en urbanismo y dinámicas sociales en Valencia. Cubre la evolución del mercado de la vivienda, las políticas municipales y el impacto de las transformaciones urbanas en la vida de los ciudadanos.

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Familia en Valencia denuncia acoso para forzar su salida de la vivienda

Adrián Moasa, junto a su esposa y sus tres hijos, enfrenta una situación límite en Valencia. A pesar de estar protegido por la moratoria de desahucios para familias vulnerables, denuncia haber sufrido durante cuatro años insultos, amenazas y actos de vandalismo destinados a obligarlo a abandonar su hogar. Su caso pone de relieve la presión que sufren los inquilinos en un mercado de alquiler tensionado, incluso cuando la ley les ampara temporalmente.

Puntos Clave

  • Una familia vulnerable en Valencia denuncia cuatro años de presunto acoso inmobiliario.
  • Los actos incluyen amenazas, insultos y daños a la propiedad como poner pegamento en la cerradura.
  • La familia está actualmente protegida por la moratoria de desahucios del Gobierno, que finaliza en diciembre.
  • La incertidumbre sobre la prórroga de la moratoria y los altos precios de la vivienda agravan su situación.

Un "sinvivir" diario bajo protección legal

Para Adrián Moasa y su familia, cada día es una lucha contra la incertidumbre y el miedo. A pesar de que la legislación actual les protege de un desalojo forzoso, la presión para que dejen su casa es constante. "Me han insultado y me han amenazado para que dejemos la casa estando mi mujer y mis tres hijos dentro", relata Adrián.

La situación ha escalado a actos que buscan hacer inhabitable su día a día. Uno de los incidentes más preocupantes fue cuando encontraron la cerradura de su puerta inutilizada con pegamento, un acto que les impidió acceder a su propio hogar y que generó una gran angustia en la familia.

"Estar así es un sinvivir, pero no tenemos otro sitio donde ir y menos con los precios actuales de la vivienda", afirma Adrián Moasa, resumiendo la difícil encrucijada en la que se encuentran.

Este testimonio refleja una realidad compartida por muchas familias que, aun contando con un escudo social temporal, se ven expuestas a tácticas de presión que buscan eludir la protección legal y forzar una salida voluntaria.

La moratoria de desahucios como único amparo

La protección a la que se acoge la familia Moasa es la moratoria de desahucios, una medida implementada por el Gobierno de España para proteger a los hogares vulnerables sin alternativa habitacional. Esta normativa ha sido una herramienta clave para contener el impacto social de la crisis económica y habitacional.

¿Qué es la moratoria de desahucios?

Aprobada inicialmente durante la pandemia de COVID-19, la moratoria suspende los lanzamientos y desahucios de familias en situación de vulnerabilidad económica. Ha sido prorrogada en varias ocasiones para seguir ofreciendo protección. Sin embargo, su vigencia actual tiene como fecha límite el 31 de diciembre de 2024, a menos que el Gobierno decida una nueva extensión.

Para familias como la de Adrián, esta medida no es una solución definitiva, sino un respiro temporal. La posibilidad de que no se prorrogue a final de año genera una enorme ansiedad. Sin este amparo, se enfrentarían a un proceso de desalojo con escasas o nulas posibilidades de encontrar una alternativa asequible en el mercado actual.

El acoso inmobiliario como estrategia ilegal

El acoso inmobiliario, también conocido como "mobbing inmobiliario", es una práctica ilegal que consiste en ejercer presión sobre un inquilino para que abandone una vivienda. Estas tácticas pueden incluir:

  • Cortes de suministros básicos (agua, luz, gas).
  • Negativa a realizar reparaciones necesarias.
  • Amenazas, coacciones o trato vejatorio.
  • Daños a la propiedad, como el caso del pegamento en la cerradura.

El Código Penal español contempla el acoso inmobiliario como un delito de coacciones. Los expertos legales señalan que es fundamental documentar cada incidente, presentar denuncias ante la policía y buscar asesoramiento en asociaciones de inquilinos o servicios jurídicos especializados.

El contexto de la crisis de vivienda en Valencia

El caso de Adrián Moasa no es un hecho aislado. Se enmarca en una profunda crisis de acceso a la vivienda que afecta a Valencia y a otras grandes ciudades españolas. El aumento exponencial de los precios del alquiler en los últimos años ha dejado a miles de familias en una situación precaria.

El mercado del alquiler en cifras

Según datos de portales inmobiliarios, el precio medio del alquiler en la ciudad de Valencia ha experimentado un incremento superior al 15% en el último año. Esta subida sitúa el esfuerzo que deben realizar las familias para pagar el alquiler muy por encima del 30% de sus ingresos, límite recomendado por los expertos.

Esta escalada de precios está impulsada por varios factores, como la creciente demanda, la escasez de oferta de alquiler a largo plazo y el auge de los alquileres turísticos, que restan viviendas del mercado residencial tradicional. Para una familia con ingresos modestos, encontrar un nuevo hogar se ha convertido en una tarea casi imposible.

La situación de vulnerabilidad se agrava, y las familias con contratos de alquiler antiguos o de renta baja se convierten en un objetivo para quienes buscan maximizar la rentabilidad de sus propiedades. En este contexto, la moratoria de desahucios y la regulación del mercado son herramientas clave para garantizar el derecho a la vivienda.

El futuro incierto y la necesidad de soluciones

Con la fecha de finalización de la moratoria acercándose, la incertidumbre para miles de familias en toda España es máxima. Organizaciones sociales y sindicatos de inquilinos reclaman al Gobierno no solo una nueva prórroga, sino la implementación de políticas de vivienda estructurales y a largo plazo.

Estas soluciones pasarían por la construcción de un parque público de vivienda de alquiler social, una regulación más estricta de los precios en zonas tensionadas y mayores protecciones legales contra el acoso inmobiliario. Mientras tanto, familias como la de Adrián Moasa continúan su lucha diaria, esperando que la protección legal se mantenga y que se abra una puerta a una solución habitacional estable y digna.