Batiste Martí, el hombre de 86 años que se convirtió en un símbolo de esperanza al ser la primera persona en recibir la vacuna contra el Covid-19 en la Comunitat Valenciana, ha fallecido. Su hijo, Juan Ramón Martí, confirmó que la causa del fallecimiento fue una insuficiencia renal.
Martí recibió la primera dosis el 27 de diciembre de 2020 en la residencia Verge del Miracle de Rafelbunyol, marcando un punto de inflexión en la lucha contra la pandemia en la región. Su actitud positiva y su llamado a la vacunación resonaron en toda la sociedad.
Un Símbolo en la Lucha Contra la Pandemia
El 27 de diciembre de 2020, diez meses después del primer caso positivo en Valencia, el nombre de Batiste Martí quedó grabado en la memoria colectiva. En un momento de gran incertidumbre, su vacunación representó el inicio del fin de la etapa más dura de la crisis sanitaria. Fue el primero de los más vulnerables en recibir la protección.
Originario de la Pobla de Farnals, Martí era conocido por su fortaleza. En una entrevista a principios de año, recordaba su juventud como serrador en Moncada, un trabajo al que acudía recorriendo 20 kilómetros diarios en bicicleta. Su familia lo describía como un hombre sano, deportista y luchador.
Una Vida de Trabajo y Cuidado Familiar
Batiste Martí fue padre de tres hijos y abuelo de siete nietos. Se jubiló a los 64 años, una decisión que tomó para dedicarse por completo al cuidado de su esposa enferma. Ambos vivieron juntos en la residencia durante un tiempo, hasta el fallecimiento de ella en julio de 2020, en pleno confinamiento.
El año 2020 fue especialmente difícil para la familia. "Fue un corte en la vida. De visitar a mis padres a diario pasamos a hablarles por teléfono", relató su hijo Juan Ramón. Tras enviudar, Batiste decidió regresar a la residencia, donde había construido una comunidad.
El Día que Nació la Esperanza
La jornada de su vacunación en la residencia de Rafelbunyol fue un evento mediático. Ante las cámaras y la expectación, Batiste Martí se mostró tranquilo y convencido. Su mensaje fue claro y directo, animando a toda la población a seguir su ejemplo y confiar en la ciencia.
"Ha sido un pinchacito y ya está", dijo con naturalidad, una frase que se convirtió en un lema de sencillez y confianza frente al miedo.
Tras recibir la inyección en el hombro izquierdo, insistió en su mensaje. "Que lo hagan, que se vacunen que es un bien para todos", afirmó a los pocos minutos. Su convicción era firme: "Cuando me preguntó la enfermera si quería que me vacunaran le dije enseguida que sí y en la puerta de la habitación he estado de pie para ser el primero".
Un Defensor de la Vacunación
Batiste Martí recibió un total de cuatro dosis de la vacuna contra el Covid-19. A pesar de un contagio en un brote ocurrido en la residencia el verano pasado, fue completamente asintomático. Según su hijo, no tuvo "ni fiebre, ni tos, ni dolor de garganta", lo que reforzó su confianza en la protección de las vacunas.
Su postura era inquebrantable: "Siempre he confiado en los científicos. Cuando me toque vacuna, vacuna otra vez", solía decir, demostrando una confianza plena en los avances médicos.
El Legado de un Hombre Sencillo
El día de la vacunación, Batiste atendió a los medios con paciencia. Después del pinchazo, permaneció unos minutos en observación. Al no presentar ninguna reacción adversa, fue acompañado a una terraza y luego al jardín, donde respondió a todas las preguntas de la prensa que aguardaba tras la verja.
Su tranquilidad y simpatía lo convirtieron en una figura querida y respetada. No buscaba protagonismo, pero asumió con naturalidad el papel que le tocó jugar en un momento histórico para la Comunitat Valenciana.
Hoy, quienes lo conocieron recuerdan a un hombre fuerte y optimista que, sin pretenderlo, se convirtió en el rostro del comienzo de la recuperación. Su ejemplo de confianza y responsabilidad cívica permanece como parte de la historia reciente de la región.