La alta tasa de paro juvenil y la búsqueda de mejores salarios y estabilidad laboral empujan a miles de jóvenes de la Comunitat Valenciana a emigrar. Países como Suiza, Irlanda o Australia se han convertido en destinos atractivos que ofrecen las oportunidades que no encuentran en casa, creando un éxodo de talento que plantea serios desafíos para la región.
Historias como las de Andrés, Andrea o Natalia reflejan una realidad compartida por muchos: la necesidad de marcharse para poder crecer profesionalmente y construir un futuro estable. A través de sus experiencias, se dibuja un mapa de las motivaciones, los retos y las esperanzas de una generación que ve en el extranjero una puerta abierta al desarrollo.
Puntos Clave
- Más de 170.000 valencianos residían en el extranjero en 2025, muchos de ellos jóvenes en busca de oportunidades.
- La tasa de paro juvenil en la Comunitat Valenciana (30,31%) es significativamente superior a la media nacional (25,42%) y a la de países como Suiza (3,1%) o Australia (9,60%).
- Los salarios más altos, la estabilidad laboral y una cultura que valora al trabajador joven son los principales atractivos de otros países.
- A pesar de las ventajas, la mayoría de los jóvenes emigrados expresan su deseo de regresar a España si las condiciones mejoraran.
Un panorama laboral que expulsa el talento
La decisión de hacer las maletas no es sencilla, pero para muchos jóvenes valencianos se ha convertido en una necesidad. La principal causa es un mercado laboral que ofrece pocas garantías. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el paro entre los menores de 25 años en la Comunitat Valenciana se situó en el 30,31% en el tercer trimestre de 2025, cinco puntos por encima de la media española.
Esta cifra contrasta drásticamente con la de los países de destino. En Suiza, la tasa de desempleo juvenil era del 3,1% en octubre de 2025; en Australia, del 9,60%; y en Estados Unidos, del 10,40%. Esta brecha evidencia la dificultad que enfrentan los jóvenes para encontrar un primer empleo acorde a su formación.
Andrea, una maestra de Primaria de 24 años, se mudó a Irlanda un mes después de graduarse. Su objetivo era claro: "En Irlanda el sueldo se ajusta mejor a los gastos cotidianos", explica. Allí, asegura, encontrar trabajo de profesora es relativamente sencillo, algo impensable en Valencia sin pasar por un largo proceso de oposiciones.
La estabilidad y el reconocimiento profesional
Más allá del desempleo, la precariedad y los bajos salarios son factores determinantes. Natalia, de 26 años, se fue a Australia con su pareja porque en España se sentían "estancados", con "pocas oportunidades de crecimiento y salarios bajos".
Su experiencia en el país oceánico fue reveladora. "La calidad de vida es increíble. Hay mejor equilibrio entre trabajo y ocio, entornos limpios y seguros, y una cultura laboral que valora realmente a los trabajadores", relata. Esta percepción es compartida por muchos que, al trabajar fuera, descubren un respeto y unas condiciones que echan en falta en su tierra natal.
Comparativa de Paro Juvenil (Octubre 2025)
- Comunitat Valenciana: 30,31%
- Suiza: 3,1%
- Australia: 9,60%
- Irlanda: 13,4%
Fuente: INE / Trading Economics
Destinos para crecer: De la ciencia a los servicios
Los perfiles de los jóvenes que emigran son muy diversos, pero todos comparten el deseo de avanzar en sus carreras. Andrés, médico de 27 años, encontró en Suiza la oportunidad de especializarse en neurociencia, un campo que le apasiona.
Gracias a una prestigiosa beca, ahora realiza su doctorado en Basilea. "Suiza alberga algunos de los grupos más avanzados en neurociencia computacional y de sistemas", comenta. Aunque España cuenta con centros de investigación de referencia, Andrés destaca la estabilidad y el apoyo que recibe en el país helvético.
"En Suiza nos apoyan tanto en lo personal como en lo profesional. Valoran a los jóvenes investigadores y nos dan los recursos para desarrollar nuestros proyectos".
- Andrés, 27 años, investigador en Basilea.
Otro camino popular es el programa Au Pair, que permite a jóvenes vivir en el extranjero cuidando niños a cambio de alojamiento, comida y un salario. Alan, de 23 años, se fue a Seattle (Estados Unidos) a través de esta vía. "Estuve un año trabajando en mi pueblo, pero lo que realmente quería era irme a vivir y trabajar fuera", afirma.
Para él, la experiencia es una forma de ahorrar y vivir una inmersión cultural, aunque reconoce el choque cultural. "Aquí la gente vive para trabajar", señala, una mentalidad muy diferente a la europea. Sin embargo, valora las oportunidades que ofrece el país: "En América se valora más al joven, al emprendedor, al que arriesga y gana".
La emigración valenciana en cifras
Según datos del padrón de españoles en el extranjero, en 2025 un total de 26.606 valencianos residían en Suiza, Estados Unidos, Australia e Irlanda. A nivel nacional, los españoles en estos cuatro países sumaban 399.024, lo que significa que los valencianos representaban aproximadamente el 6,6% de este colectivo.
El reto del regreso: ¿Un viaje sin billete de vuelta?
A pesar de las oportunidades encontradas fuera, el deseo de volver a casa es una constante para muchos. Sin embargo, el regreso a menudo implica un choque con la realidad laboral y económica que dejaron atrás.
Natalia y su pareja lo experimentaron al volver de Australia. "Volver a España significó readaptarse a un ritmo más lento, salarios más bajos y menos oportunidades", explica. A pesar de ello, no se arrepienten. La experiencia internacional les ha permitido adquirir habilidades y una perspectiva que ahora aplican para buscar puestos de mayor responsabilidad en España.
Para otros, como Andrea, la estancia en el extranjero es una etapa temporal para ahorrar y ganar experiencia antes de continuar su formación en València. "Mi plan de futuro es seguir estudiando en València", recalca.
Andrés también sueña con regresar para aplicar todo lo aprendido. Su objetivo es "traer de vuelta las técnicas y la visión de la neurociencia" que está adquiriendo en Suiza y "contribuir a formar a la próxima generación de científicos" en España.
La reflexión final la aporta Alan desde Seattle, resumiendo el sentir de muchos:
"Los jóvenes queremos vivir en España, el problema es que no hay oportunidades ahora mismo y por obligación te tienes que ir, aunque muchos también se van por elección".
Esta dualidad entre la obligación y la elección define a una generación de valencianos que, con talento y ambición, se ve forzada a construir su futuro a miles de kilómetros de distancia, esperando el día en que puedan volver para aportar todo su potencial a su tierra.





