Tono Sanmartín es una figura clave en el estilismo español, reconocido por su trabajo con la alta sociedad y la clase política valenciana durante décadas. Ganador de dos premios mundiales como Mejor Peluquero de Vanguardia, su trayectoria abarca desde un pequeño pueblo valenciano hasta las pasarelas internacionales, combinando la discreción con una creatividad innovadora.
Nacido en Benetússer en 1955, su carrera lo ha convertido en un referente de la imagen personal, manteniendo siempre un pie en su salón de Valencia mientras colabora con marcas como L'Oréal y Mercadona, y ve su obra expuesta en museos como el IVAM.
Puntos Clave
- Tono Sanmartín ha sido galardonado dos veces con el Premio Mundial al Mejor Peluquero de Vanguardia y con el Gran Trophy de la AIPP en 2005.
- Es conocido por ser el estilista de figuras políticas como Rita Barberá y Francisco Camps, así como de la familia Roig y celebridades internacionales.
- Su carrera comenzó en su pueblo natal, Benetússer, y se consolidó tras formarse en Barcelona y Londres con referentes como Paco Duffó y Vidal Sassoon.
- Colabora con Mercadona en el desarrollo y testeo de productos de belleza, habiendo lanzado la línea capilar Stylius en 2009.
- Su trabajo ha sido reconocido como arte, protagonizando la exposición “Tono Sanmartín: a la manière del siglo XVIII” en el IVAM.
Los inicios de un visionario
La historia de Tono Sanmartín comenzó en Benetússer, donde nació en 1955. Desde niño, mostró una sensibilidad especial hacia la estética, una fascinación que cultivaba a través de las páginas de revistas como ¡Hola! o Telva. Mientras sus padres imaginaban para él un futuro en la banca, Tono pasaba las tardes en la peluquería de sus tías, aprendiendo el oficio y soñando con recrear los estilos que veía en las publicaciones.
Sus referentes eran iconos de la moda y el cine como Coco Chanel y Audrey Hepburn, y se fijaba en los peinados de Brigitte Bardot o el corte pixie de Mia Farrow. En una España donde los estilos eran conservadores, sus ideas vanguardistas chocaban con la realidad local. “Cuando le decía a mis tías que hicieran un determinado corte, me decían que me callara”, recuerda Sanmartín sobre esa época.
El salto a Barcelona y Londres
Sintiéndose fuera de lugar, a los diecisiete años decidió mudarse a Barcelona. Allí encontró a su mentor, el reconocido peluquero Paco Duffó. “Paco fue mi Pigmalión, quien me enseñó todo lo bueno y lo malo de esta vida en el mundo de la imagen”, afirma Sanmartín. En la ciudad condal perfeccionó su técnica y entró en contacto con la jet set del momento, absorbiendo las tendencias del “total look”.
Tras un paréntesis para cumplir con el servicio militar, su ambición lo llevó a Londres. En la capital británica aprendió del legendario Vidal Sassoon, creador de técnicas de corte que revolucionaron la peluquería moderna. Esta experiencia fue fundamental para definir su estilo, que él mismo describe como “de vanguardia, adaptado a un prêt-à-porter de calle”.
El estilista de la élite valenciana
A principios de los años ochenta, Tono Sanmartín decidió establecerse en València. Aunque la vida social no era comparable a la de Madrid o Barcelona, apostó por construir su nombre en su tierra. Su talento no pasó desapercibido, y pronto comenzó a colaborar con medios de comunicación y a trabajar con modelos y fotógrafos.
El punto de inflexión en su carrera llegó al conocer a Carmen Casillas, de L'Oréal, quien lo convirtió en embajador de la marca a nivel mundial. Este rol le permitió viajar y participar en galas internacionales, consolidando su prestigio. Durante los años noventa, su nombre ya era una referencia en el sector.
Un salón con historia
El discreto salón de Tono Sanmartín en la calle Maestro Gozalbo de València ha sido testigo de conversaciones y secretos de algunas de las personalidades más influyentes del país. Su lealtad y discreción son dos de las cualidades más valoradas por su exclusiva clientela.
El peluquero del poder
Su vinculación con Canal 9, especialmente durante la dirección de Jesús Sánchez Carrascosa, lo posicionó como el estilista de confianza de la clase política y social valenciana. Por su salón pasaron figuras como la exalcaldesa Rita Barberá, los expresidentes de la Generalitat Francisco Camps y Alberto Fabra, y varias generaciones de la familia Roig.
“Sé lo que no está escrito y me callaré lo que no se puede decir”.
Su lista de clientes también incluye a celebridades nacionales e internacionales como Naomi Campbell, Claudia Schiffer, Ricky Martin o Nicolas Sarkozy. Esta cercanía al poder le ha permitido conocer información privilegiada, como la relación entre Sarkozy y Carla Bruni antes de que se hiciera pública, un dato que supo mientras atendía a Mariano Rajoy y que guardó con celo.
Innovación y colaboración con Mercadona
Más allá de su trabajo en el salón, Tono Sanmartín ha demostrado ser un profesional polifacético. Una de sus colaboraciones más destacadas es la que mantiene con Mercadona, donde trabaja como asesor externo testando productos de belleza antes de su lanzamiento.
“Estoy trabajando en el colorido de las bases de maquillaje, que es el futuro del sector”, adelanta el especialista. Esta alianza se remonta a 2009, cuando lanzó junto a Laboratorios Maverick la línea de productos capilares Stylius, acercando la calidad profesional a los hogares a un precio asequible.
El reto del IVA cultural
Sanmartín recuerda que uno de los mayores lastres para el sector fue la subida del IVA del 8% al 21% en 2012, que situó a las peluquerías en la categoría de lujo y no de primera necesidad. Considera que es una carga de la que la clase política no se ha hecho eco y que ha complicado la viabilidad de muchos negocios.
Sanmartín se declara un admirador del modelo de negocio de Juan Roig, destacando la calidad de los productos de la compañía. “La buena voluntad de Juan Roig es tener el máximo nivel a un precio justo. Conozco desde dentro el trabajo y sé que sus productos están supertestados”, comenta.
El arte de la peluquería y las nuevas tendencias
Para Tono Sanmartín, su oficio trasciende la técnica para convertirse en una forma de psicología. “Hemos dejado de ser peluqueros a ser psicólogos, porque ayudamos a una persona a encontrarse”, reflexiona. Defiende la honestidad como pilar de su trabajo, asegurando que nunca realizará un corte si considera que no favorecerá a la clienta.
Su visión artística alcanzó su máximo reconocimiento con la exposición Tono Sanmartín: a la manière del siglo XVIII en el IVAM, un hito que llevó su profesión al ámbito museístico. “Lo que más me ha sorprendido es que mi obra haya traspasado el umbral de un museo y llevar mi profesión al rango del arte”, comenta con orgullo.
El futuro del estilismo
Respecto a las tendencias actuales, señala que la pandemia supuso un cambio de paradigma. Las mujeres comenzaron a aceptar sus canas y a buscar una identidad propia. “La gente viene y me dice ‘quítame años’. Esa es la ley fundamental ahora”, explica. El objetivo ya no es ser más guapo, sino combatir los signos del envejecimiento.
Sanmartín ve la tecnología y la inteligencia artificial como aliadas fundamentales para el futuro del sector. Herramientas como la realidad aumentada para simular estilos, el análisis capilar preciso o la formulación de colores personalizados transformarán la experiencia en el salón. Sin embargo, concluye que el factor humano seguirá siendo insustituible: “El robot siempre nos va a necesitar porque debe haber alguien detrás pensando por él”.



