Amadeo Aznar, un analista de datos de 51 años residente en Puçol, ha logrado algo que pocos pueden contar: tener un asteroide con su nombre orbitando en el espacio. El cuerpo celeste, identificado como 580.301 Aznar Macías, fue descubierto por él en 2016, aunque su plan original era bautizarlo en honor a una famosa estrella de rock.
Lo que comenzó como una afición de verano se convirtió en una pasión que lo llevó desde la huerta valenciana hasta los observatorios más importantes de España. Aznar, que hoy dedica parte de su tiempo a la divulgación científica, demuestra cómo la curiosidad puede conectar la vida cotidiana con los confines del universo.
Puntos clave de la historia
- Amadeo Aznar descubrió el asteroide 580.301 en 2016 desde el observatorio de Roque de los Muchachos.
- Inicialmente, quiso nombrar el asteroide en honor a Bono, el cantante de la banda U2, a quien admira profundamente.
- Su pasión por la astronomía comenzó con un libro que le regaló su entonces novia y hoy esposa, Mari Carmen.
- Construyó su propio observatorio remoto en Aras de los Olmos y más tarde lo trasladó a Alcublas para escapar de la contaminación lumínica.
- Actualmente, divulga la astronomía a través de cursos, charlas y su canal de YouTube "Astronomía para todo España".
Un libro y un verano: el origen de una pasión
La historia de Amadeo Aznar con las estrellas no comenzó en su infancia, sino durante su primer año de carrera universitaria. No tenía un interés especial por el cosmos hasta que su novia, Mari Carmen, le regaló el libro La aventura del universo de Timothy Ferris. "Ese libro, junto con el aburrimiento del verano, tuvo la culpa de todo", recuerda Amadeo.
Tras esa lectura, su curiosidad se disparó. Buscó unos viejos prismáticos que le habían regalado a su hermana por la comunión y comenzó a explorar el cielo nocturno. Poco después, adquirió un planisferio y su primer telescopio, una compra de 80.000 pesetas que mantuvo en secreto para su madre.
Primeras observaciones en la huerta
Las noches de Amadeo transcurrían en la huerta, entre naranjos, con su telescopio apuntando al cielo. A pesar de provenir de una familia trabajadora del barrio de la Malvarrosa, donde mirar las estrellas no era una prioridad, su determinación lo llevó a estudiar el mapa celeste mientras los perros le ladraban en la oscuridad.
De la empresa a los datos
Aunque su afición es la astronomía, profesionalmente Amadeo se licenció en Administración y Dirección de Empresas. Con el tiempo, se especializó en el análisis estadístico y la econometría, un campo que hoy se conoce como minería de datos. "Siempre me gustó esa parte más numérica", explica, una habilidad que también aplicaría a su pasión por el cosmos.
La 'aperturitis' y la construcción de un sueño
Como muchos astrónomos aficionados, Amadeo desarrolló lo que él llama 'aperturitis', el deseo constante de tener un telescopio cada vez más grande y potente. "La apertura es lo que importa y crees que cuanto más grande sea el tubo, más cosas vas a ver", comenta.
El punto de inflexión llegó en 2005, cuando se casó. Decidió construir una casa con terraza para instalar un telescopio de 35 centímetros de apertura, un equipo de 70 kilos de peso. Sin embargo, pronto se dio cuenta de un problema fundamental: la contaminación lumínica de la ciudad le impedía aprovechar su potencial.
Un observatorio nacido con su hijo
La solución fue construir su propio observatorio en un lugar con cielos oscuros. Coincidiendo con el embarazo de su esposa, Amadeo se embarcó en el proyecto. "En esos nueve meses ella tuvo al niño y yo me hice el observatorio", relata. Instaló una cúpula en Aras de los Olmos, que controlaba de forma remota, para poder explorar galaxias y nebulosas lejanas.
Hace trece años montó ese primer observatorio y, cuatro años después, lo trasladó a Alcublas, donde sigue operando. Este avance le permitió pasar de ser un observador aficionado a un verdadero descubridor.
El descubrimiento del asteroide 580.301
En 2016, mientras participaba en un programa de observación en el prestigioso observatorio de Roque de los Muchachos, en la isla de La Palma, Amadeo hizo el descubrimiento de su vida. Utilizando los equipos del Grupo de Telescopios Isaac Newton, 'cazó' un nuevo asteroide.
La Unión Astronómica Internacional le otorgó el derecho de nombrarlo. Su primera idea fue un homenaje a uno de sus ídolos musicales. "Pensé en Bono, el cantante de U2", confiesa. Sabía que otros artistas como Freddie Mercury o Paul McCartney ya tenían su propio asteroide.
"Fantaseaba con escribirle una carta a Bono antes de un concierto en España para explicarle que le quería entregar una placa encima del escenario. Yo prometo que lo veía".
Sin embargo, el tiempo para presentar un nombre se agotaba. Presionado por los plazos, tomó una decisión más personal y, como él mismo bromea, "el primero que se quede en casa". Bautizó al asteroide con sus propios apellidos: Aznar Macías.
Características del asteroide
Sobre el 580.301 Aznar Macías se sabe que es un cuerpo rocoso que se encuentra a cuatro unidades astronómicas del Sol (cuatro veces la distancia entre la Tierra y el Sol) y, afortunadamente, no representa ningún peligro para nuestro planeta.
De descubridor a divulgador
Más allá de sus logros personales, Amadeo ha dedicado gran parte de su tiempo a compartir su conocimiento. Detectó que existía una gran curiosidad por la astronomía pero poca gente con la capacidad de explicarla de forma sencilla. "Me tiré al ruedo cuando aún no existía internet y, poco a poco, me han ido conociendo", afirma.
Hoy en día, su labor divulgativa incluye:
- Cursos de astronomía: Enseña desde los conceptos básicos hasta el manejo de telescopios.
- Charlas y actividades: Organiza eventos para acercar el cielo a todos los públicos.
- Canal de YouTube: A través de "Astronomía para todo España", explica eventos astronómicos y ofrece consejos prácticos a miles de seguidores.
Con una colección de unos 12 telescopios, a sus 51 años Amadeo siente que está volviendo a una astronomía más tradicional y menos tecnológica, aunque sigue utilizando su observatorio remoto. Su pasión sigue intacta, y ya tiene marcada una fecha en el calendario: el 12 de agosto de 2026, cuando un eclipse total de sol será visible desde València, un evento que planea disfrutar desde casa.

